Las
películas de Lars von Trier pueden resultar brillantes para unos y
un bodrio para otros, pero de lo que no hay duda es de que a nadie
dejan indiferente.
Hace
unos meses, tras ver Dogville mis sensaciones fueron
encadenando diferentes matices, a cada cual más extraño. Pasé de
la sensación victoriosa de una venganza conseguida, al desasosiego
de la falta de asertividad, pasando por la desilusión que producen
las personas cuando confías en ellas y te defraudan.
Me
di cuenta de que, como expondría la protagonista para justificar sus actos finales, muchas personas
confunden bondad con debilidad, y como dice el refrán " les das
una mano y te agarran todo el brazo". Y es que cuando no ponemos
límites, somos barridos por la gente aprovechada.
Escribiendo
esto me he acordado de una canción de Juanito Valderrama que decía.
"dame, dame, dame, van diciendo las personas. Ay qué pena qué
penita que ninguna dice toma". El maestro de la canción lo
sabía, como lo sé yo. El ser humano busca aprovecharse del otro, y
para conseguir su propósito rentista, intenta empatizar, de forma
falsa con sonrisas forzadas, haciendo como que le importa el otro. A
veces ni lo intenta. A veces, recibes una llamada que hace años no
recibías solo porque esa persona necesita que le hagas un favor, o
porque te puede usar de alguna manera.
Realmente,
solo la familia de uno y los pocos, casi ningún amigo que tenemos,
se salvan de la quema. Por eso es tan importante la asertividad. No
dejar que nadie pisotee nuestra dignidad, no dar más de lo que
podemos dar a quien no se lo merece, ser respetuoso sin dejarnos
perder el respeto, son máximas a seguir en nuestra vida si queremos
seguir manteniéndonos en pie.
No
se trata del "te ayudo si me ayudas", "esto por lo otro", "te doy si me das", o
algo así. Se trata más bien de mantener una actitud de buena disposición, siempre y cuando no perjudique tu vida.
Un
método efectivo para continuar en el ring con los menores golpes
posibles, sería poner un muro de contención a los que no nos
importan. Ser asertivo puede ser una medicina para subir nuestra
autoestima. Un NO a tiempo, con buena cara, disposición y educación,
nos evitará sufrimientos innecesarios, porque reconozcámoslo: el
masoquismo fuera de la cama es una pérdida de dignidad, y el cuero
negro con el látigo está muy bien en las películas - me refería a
CatWoman, no me se seáis malpensados-.
En
definitiva, esta vida es una carrera donde no se trata de correr más
rápido, sino de saber correr y llegar a la meta con las menores
lesiones posibles. A ser posible, las del alma que son las que más
duelen.