jueves, 21 de noviembre de 2019

La asertividad y Lars von Trier


Las películas de Lars von Trier pueden resultar brillantes para unos y un bodrio para otros, pero de lo que no hay duda es de que a nadie dejan indiferente.
Hace unos meses, tras ver Dogville mis sensaciones fueron encadenando diferentes matices, a cada cual más extraño. Pasé de la sensación victoriosa de una venganza conseguida, al desasosiego de la falta de asertividad, pasando por la desilusión que producen las personas cuando confías en ellas y te defraudan.
Me di cuenta de que, como expondría la protagonista para justificar sus actos finales, muchas personas confunden bondad con debilidad, y como dice el refrán " les das una mano y te agarran todo el brazo". Y es que cuando no ponemos límites, somos barridos por la gente aprovechada.
Escribiendo esto me he acordado de una canción de Juanito Valderrama que decía. "dame, dame, dame, van diciendo las personas. Ay qué pena qué penita que ninguna dice toma". El maestro de la canción lo sabía, como lo sé yo. El ser humano busca aprovecharse del otro, y para conseguir su propósito rentista, intenta empatizar, de forma falsa con sonrisas forzadas, haciendo como que le importa el otro. A veces ni lo intenta. A veces, recibes una llamada que hace años no recibías solo porque esa persona necesita que le hagas un favor, o porque te puede usar de alguna manera.
Realmente, solo la familia de uno y los pocos, casi ningún amigo que tenemos, se salvan de la quema. Por eso es tan importante la asertividad. No dejar que nadie pisotee nuestra dignidad, no dar más de lo que podemos dar a quien no se lo merece, ser respetuoso sin dejarnos perder el respeto, son máximas a seguir en nuestra vida si queremos seguir manteniéndonos en pie.
No se trata del "te ayudo si me ayudas", "esto por lo otro", "te doy si me das", o algo así. Se trata más bien de mantener una actitud de buena disposición, siempre y cuando no perjudique tu vida.
Un método efectivo para continuar en el ring con los menores golpes posibles, sería poner un muro de contención a los que no nos importan. Ser asertivo puede ser una medicina para subir nuestra autoestima. Un NO a tiempo, con buena cara, disposición y educación, nos evitará sufrimientos innecesarios, porque reconozcámoslo: el masoquismo fuera de la cama es una pérdida de dignidad, y el cuero negro con el látigo está muy bien en las películas - me refería a CatWoman, no me se seáis malpensados-.
En definitiva, esta vida es una carrera donde no se trata de correr más rápido, sino de saber correr y llegar a la meta con las menores lesiones posibles. A ser posible, las del alma que son las que más duelen.