jueves, 19 de diciembre de 2013

La última carta de amor

Ya no está de moda escribir cartas de amor, de esas de puño y letra con firma al final. No está de moda; ya pasó el tiempo de plasmar los sentimientos con bolígrafo en un papel y me atrevo a decir que pronto se acabará el tiempo de escribir a mano. La tecnología se está imponiendo cada día con más fuerza y la escritura es uno de los aprendizajes humanos a desaparecer. Probablemente, los niños de finales del siglo XXI reconocerán las letras pero el ordenador suplirá la tinta del boli. La comodidad de teclear frente al esfuerzo de hacer caligrafías... El mundo está en un constante devenir de cambios y éste parece ser uno de ellos. La evolución de la sociedad nos lleva hacia nuevas formas de expresión, así de simple.
Quizás, cuando desaparezcan los escritos a tinta, se perderá algo de la esencia personal que confiere la escritura a cada uno de nosotros: esa forma de unir las palabras única y exclusiva del propio individuo. Esa seña de identidad tan válida como puede serlo nuestra propia biografía. Los que saben interpretar la grafología, pueden llegar a intuir los rasgos de la personalidad del escribiente, según los trazos y las formas de las consonantes y vocales. Algunos hasta se atreven a analizar la firma de personajes históricos. http://escrituraypersonalidad.blogspot.com.es)
Desde luego, todos reconocemos la letra de nuestros familiares. Es como ver una foto de sus caras. El escrito nos impregna de esa persona, de sus vivencias, de sus manías, de la forma en que vive o cómo se mueve. Ocurre igual con las cartas de amor, de desamor o esas que se escriben para finalizar una relación. Si leemos alguna, a pesar de haber transcurrido décadas, nos retrotrae al momento en cuestión y aquellas sensaciones sentidas vuelven a nuestra mente como estelas en el cielo, impidiendo que el olvido se adueñe del pasado. Cuando leemos ese tipo de cartas ya obsoletas, bien por amores pasados, bien por juventud perdida, nos produce una sensación extraña de nostalgia; vemos en ese papel amarillento un testigo implacable de nuestras vivencias. La tinta emborronada por el tiempo nos remueve pasiones olvidadas.

Los niños del siglo XXI se perderán esta sensación extraña de leer el alma de un humano en su propio lenguaje con su propia grafía aunque seguro que ellos tendrán otra forma de hacerlo y no anhelarán ésta. Mirarán los lápices con curiosidad, como se miran los objetos inútiles que un día fueron útiles.

Hoy he recibido una carta de alguien muy especial. El remitente se excusaba: “perdona mi letra, hace años que no escribo en papel y con bolígrafo”. A mí me ha parecido un escrito muy íntimo lleno de sinceridad. Lo guardaré como un pequeño tesoro, porque es posible que no vuelva a recibir ninguno similar y algún día, cuando el tiempo pase, volveré a leerlo y en esas letras aún permanecerá la esencia de aquel hombre que un día me escribió la última carta de amor. Entonces, una lágrima indiscreta caerá sin querer sobre el papel, diluyendo alguna palabra del texto y tal vez, me sirva para que la esperanza pueda volver a hacerme soñar de nuevo con el futuro incierto de los sentimientos.

jueves, 12 de diciembre de 2013

Vodafone Sol y la Cienciología

¿Quedamos por el centro para ir de compras?- me propone mi amiga desde el otro lado de la línea telefónica.
¡Vale!-respondo entusiasmada pensando en el ambiente navideño del centro de Madrid-Nos vemos en Sol, justo a la salida del metro, en media hora.
Ya no se llama Sol- me corrige- Ahora se llama Vodafone Sol.
¿Vodafone Sol?- pregunto incrédula- Pero si Sol es una estación de metro mítica de Madrid. No creo que hayan tenido la poca vergüenza de mercadear con la ciudad de esta forma.
Temo decirte que la han tenido. A lo mejor quieren poner todas las líneas así para sacar dinero. Lo mismo Callao será Evax*Callao, Tribunal será Koipesol Tribunal y así sucesivamente. La ciudad vendida al mejor postor. El poder del vil metal...
Mi amiga tiene razón, la ciudad vendida al mejor postor y nadie se ha quejado viendo cómo se desquebraja la esencia de Madrid. A este paso, cambiarán el nombre de “La Cibeles” por “La Cibeles Coca-Cola” y nos parecerá normal porque todas las líneas de metro y monumentos emblemáticos habrán ampliado su nombre por un nombre más publicitario. Cuando vengan los turistas de otros países, se harán fotos en “La Cibeles Coca-Cola”, en “Gran Vía Cola-Cao” o en el “Museo del Prado Loreal”.¡Qué ridículo!
Todos estos pensamientos me vienen a la cabeza mientras cojo la línea 1 hacia Vodafone Sol y mi vista se fija en uno de esos anuncios publicitarios colocados en las paredes de los pasillos que van hacia los andenes. La mayor parte del cartel lo ocupa la cara de una niña con aspecto virginal. Unos grandes ojos verdes resaltan sobre el resto de la foto confiriéndole un halo de misticismo sobrenatural. Este rostro bien podría haber pasado por modelo de algún pintor renacentista si éste hubiese querido representar las virtudes del paraiso celestial. Debajo, una invitación para afiliarte a la Cienciología, esa organización a la que pertenece algún actor famoso de Hollywood. Entre sus creencias, los adeptos a la Cienciología admiten la existencia de alguien llamado Xenu, un dictador de la Confederación Galáctica, que hace 75 millones de años trajo miles de millones de personas a la Tierra en naves espaciales parecidas a aviones DC-8. Después los desembarcó alrededor de volcanes y los exterminó con bombas de hidrógeno. Tras eso, sus almas (en inglés
body thetans ) se juntaron en grupos y se pegaron a los cuerpos de los vivos, generando caos hasta la actualidad. Esta creencia no es en sí peligrosa, parece más fantasiosa que peligrosa, pero hemos de preguntarsnos si la Cienciología representa a una religión o a una secta. En España parece estar considerada como religión pero en Francia la consideran como una secta, ratificado por el Tribunal de Casación hace unos meses. Si los franceses tienen razón, como indica la lógica según las pruebas presentadas, lo peligroso del anuncio es la invitación a pertenecer a una secta. Estas asociaciones aniquilan el pensamiento de los individuos; lo transforman en dogma de fe para satisfacer el mantenimiento de la propia organización. Los convierte en esclavos y les arrebatan la posibilidad de sobrevivir fuera de la comunidad sectaria infundiéndoles temores y sentimientos de culpabilidad que acaban por minar sus autoestimas hasta destruirlas por completo. Si la Cienciología no es una secta, se le parece mucho. En www.sectas.org se expone con una claridad meridiana las características y los entresijos de estas formaciones pseudoreligiosas.
Pues bien, la Comunidad de Madrid nos está animando a pertenecer a la Cienciología. Probablemente ni ellos mismos lo sepan, porque ni la alcaldesa ni su séquito viajan en metro. Pero la realidad es que han otorgado competencias a una empresa de publicidad con pocos escrúpulos a la hora de elegir el producto a vender. Por lo menos podrían haber valorado la sentencia de país vecino antes de lanzarse a publicitar una empresa tan conflictiva. Tirando de hemeroteca recordemos que en 2012 el Tribunal de Apelaciones de Francia confirmó una pena contra la Asociación Espiritual de la Iglesia de la Cienciología y el Celebrity Centre por estafa y por ser una banda organizada, siendo condenados a pagar 400 000 y 200 000 euros de multa respectivamente. Sus responsables fueron condenados al pago de multas de 10 000 a 30 000 euros y dos años de cárcel. Todo esto no ha servido para que los gobernantes de nuestro país tomen medidas de protección contra este tipo de asociaciones; al contrario, favorecen con su beneplácito la mal llamada “libertad de culto religioso”en este caso concreto, si tomamos por cierta la sentencia francesa. No sé si esto me produce más indignación que lo de Vodafone Sol o las dos cosas por igual y no sé si ambas me producen más indignación que rabia o al revés. Vodafone Sol y la Cienciología… Poderoso caballero es don Dinero. ¡Mal camino llevamos!


*Mi máximo respeto a las marcas usadas como ejemplo. En ningún momento he querido ironizar sobre el producto al que representan.


jueves, 5 de diciembre de 2013

Medios de comunicación de pandereta, para un país de pandereta

Efectivamente, España es un país de pandereta. Penúltimo panderetazo: Día 1 de diciembre. Belén Esteban como portada de Magazine, el suplemento semanal de “El Mundo”. ¡Toma ya! Sin anestesia. ¿Desde cuándo Belén Esteban ha ganado méritos para aparecer como portada del suplemento semanal de un periódico con rigor periodístico acreditado? Una mujer que ha vendido su intimidad, su salud, sus problemas, sus cirugías estéticas y su dignidad; sin más profesión que hablar sobre su ex, la familia de su ex y hacer comer el pollo a su hija. Una mujer que no representa a nadie, por más que quieran empeñarse sus asesores de marketing. ¿Cómo vamos a aconsejarles a nuestros hijos que se esfuercen y estudien si los medios de comunicación aplauden a personas incultas que se dedican a faltar el respeto a los demás?
¿Para qué tantos estudios sobre fracaso escolar, tanto cambio de siglas en la educación, tanta comparativa de éxito académico entre países si resulta que luego las portadas de los periódicos las ocupan personas salidas de las “televisiones basura”?Desgraciadamente, en la televisión cada vez hay más programas donde aparecen personas poco “leídas y escribidas”. Los analistas nos hacen creer, enseñándonos una cuota de pantalla (así lo llaman), que sólo nos interesa los “poblemas”personales de Paquirrín. Habrá alguien con un interés especial por Paquirrín (su madre, por lo menos) y a veces, hasta hace gracia, como hacen gracia otros personajes con similar perfil. Verlos en una pantalla puede ser un antídoto contra el aburrimiento. Uno de los objetivos de la televisión puede ser diversificar el modo de entretenernos. Eso sería lo ideal. No se pretende atormentarnos exclusivamente con programas culturales o documentales de la 2, pero repasando la programación de diferentes cadenas, a una le da ganas de apagar la tele y hasta taparla con un paño. Ni mencionar las cadenas autonómicas. Algunas son como para echarse a llorar. Menos mal que algunas radios se resisten todavía al cutrerío de la mediocridad.
A los que aún nos queda alguna neurona viva, nos extraña ese empeño en convertirnos en los “paletos” oficiales de Europa, como nos extraña y personalmente me cabrea, la portada de Belén Esteban en un periódico de información. Habrá que recordarle a Pedrojota aquello de la mujer del Cesar, lo de no serlo y además no parecerlo. Pues eso, Pedrojota: seamos serios, porque a este paso, vamos a acabar todos como las maracas de Machín... si no lo estamos ya.