“Sucede
que me canso de ser hombre” son unos versos de Neruda cantados por
Extremoduro en la canción “Sucede”. Extremoduro me emociona, son
los poetas roqueros del pueblo. No siempre la poesía se siente tan
bien estructurada como la de Neruda, un excelente poeta, por cierto.
La sencillez también es elegante y las letras de Extremoduro, son
sencillas pero llenas de metáforas, bellas, a destiempo,
irreverentes. Un rock escrito con el coraje de la vida, marcando
sentimientos al compás de la guitarra eléctrica.
“Sucede” es una de mis preferidas. “Sucede que
me canso de ser hombre” (también vale para mí, aunque sea mujer),
pues sí- pienso- mientras sigo tarareándola ¿Cómo no vamos a
cansarnos si nos hemos complicado la vida de mala manera? Vivimos en
el primer mundo, con iphones de última generación, tablets,
ordenadores y televisiones con más canales que Venecia, pero muchos
de nosotros llegamos a fin de mes agotados. ¡Cómo no!- repito- si
pagamos hasta por beber agua. Pagamos por: trabajar más de la cuenta
(se llama IRPF), por casarnos, por divorciarnos, por comprar un piso,
por venderlo, por heredar, por tener luz, gas, agua y comida. Por
vestirnos, por ponernos enfermos, por aparcar en las calles (se llama
zona azul), por no pagar cuando aparcas en las calles de zona azul
(se llama multa). Por tener dinero en el banco, por ganar a la
lotería (un 20% a Hacienda) ¡Hasta por morirnos, pagamos! Mi madre
lleva pagando “los muertos” desde que nací. Ya me pueden poner
una alfombra roja el día que doble. A este paso nos van a cobrar por
respirar y eso está acabando con la paciencia de muchos en general y
con la mía en particular. Cuando abro el buzón de mi casa, sólo
tengo cartas de facturas. La del teléfono, por ejemplo, la detallan
rigurosamente para decirnos que nos hemos pasado del consumo de tal o
cual plan, o la de la luz con el consumo en vatios y una subida de
cuota en éste último año como para echarse a temblar. Yo por más
que miro esa factura, no la entiendo, algunos meses gasto más y
otros menos haciendo casi lo mismo, ¡ ah! y luego el seguro del
coche o el del hogar, siempre vienen cuando menos lo esperamos.
¿Tocaba este mes el coche?- pensamos- y sí, desgraciadamente toca y
cambiar las ruedas del coche y llevarlo a pasar la revisión... lo
que digo, un cansancio de pagamentos como para desesperar al santo
Job.
¿Hay
alguna solución aparte de no pagarlas y que nos embarguen hasta el
carnet de identidad? Bueno, podríamos hacer pequeños ajustes
económicos. Por ejemplo, si tenemos una cita o una noche especial en
nuestra casa, podemos organizarla a la luz de las velas, aparte de
ahorrar vatios, el ambiente va a resultar altamente favorable para lo
que vendrá después. Otra sugerencia, apaguemos las televisiones de
los dormitorios. No tengo datos, pero creo que si no instalásemos
televisiones en los dormitorios habría menos divorcios. Y los
“singles”, ¿qué? Una opción muy aceptable puede ser la radio o
un buen libro. Total, para ver a los tarotistas de la madrugada,
mejor “Carrusel deportivo” o “Al primer toque” en la radio.
Una nunca sabe cuándo va a tener que echar mano del fútbol para
evitar conversaciones incómodas como la política o la religión. El
fútbol, en esas ocasiones, suele ser un tema estrella.
Otro
tema menos estrella para evadir temas comprometidos podría ser “las
facturas” – “pues yo pago tanto con esta compañía
telefónica”- “Ah, pues yo tengo este plan y tengo 500 minutos
gratis”. Así podemos pasarnos un buen rato hasta volver a
normalizar la situación y alejar los malos rollos ante personas poco
conocidas. Aunque si todo esto no nos quita el cabreo de tener que
pagar hasta por rellenar impresos, podemos (otra sugerencia)
organizar una noche al mes, “La Noche de las Facturas”, en el
centro de la plaza de la ciudad donde cada uno viva. Cojamos nuestras
facturas, pagadas a ser posible, básicamente para que no nos dejen a
la luz de las velas de verdad. Hagamos una hoguera con más papeles
que los documentos de Bárcenas y disfrutemos del fuego y de la noche. Quién sabe, lo mismo hasta se instaura como fiesta nacional.
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