Las
redes sociales han cambiado nuestra vida desde hace unos años.
Facebook o twitter nos ha hecho desnudarnos como personas delante de
cualquiera que quisiera leernos. En esta sociedad, tener ídolos está
siendo una tarea cada vez más complicada. Creo que el mundo de los
“conocidos” se ha venido abajo por las redes sociales. Twitter ha
desenmascarado a la gente tal y como es realmente. Cuando pienso en
actores míticos me cuesta trasladarlos a la realidad. Una no se
imagina a Paul Newman diciendo: "hoy he desayunado tortas con
jamón, mmmmm". Cuando una piensa en un personaje que le gusta,
en un amor platónico, lo idealiza y twitter ha humanizado esa
idealización, poniendo a ras de tierra a todos por igual. Ya no hay
diferencias entre Cristiano Ronaldo y mi panadero. Ambos desayunan
tortas con jamón, ambos duermen sobre sábanas, aunque los de uno
cuesten diez veces más. Se ha perdido el misterio de la gente famosa
como personaje, para convertirlas en personas. No estoy idolatrando a
la gente famosa. Mi amigo Ramón Mira dice que es un pecado idolatrar
a los humanos, porque sólo se idolatra a los dioses. Me refiero a
esa necesidad de compartir cotidianeidad y normalidad. Si son
normales, mejor para ellos. De todas formas, lo averiguaremos en sus
comentarios de twitter.
Es
muy fácil adivinar cómo es una persona como persona, leyendo sus
comentarios. Uno es lo que escribe en twitter o en Facebook. Se
palpan los miedos, las miserias que escondemos, los anhelos o las
ilusiones. Es fácil hacer una composición de lugar de una persona
si lees sus comentarios. Paseando por las redes sociales, he leído
los mensajes de twitter de una periodista exitosa, merecedora del
éxito por inteligente, talentosa y trabajadora y en ellos aparece la
mujer, sin el parapeto del periodismo, desnuda en alma. Habla de la
condición de su soltería, demasiadas veces, me parece, de las
noches de tele en el sofá de su casa, de cuando se queda sin salir
disfrutando del calor del hogar, de cuando se va de fiesta, con foto
incluida o de su interés por la caza mayor (eso le ha suscitado
algún comentario negativo). Todos esos actos
la igualan a nosotros: a los de andar por casa. No sé si eso los
beneficia o los perjudica. Yo creo que los perjudica, porque en las
redes, se palpan los defectos y cuando admiras a alguien famoso,
intentas obviar sus defectos. No interesa; tan sólo sus logros
profesionales, pero muchos de ellos se empeñan en compartir su vida
personal con la gente que los lee. Puede leerlo cualquiera que sepa
leer, por cierto.
Los famosos tienen la necesidad de decir lo
que hacen exactamente igual que el resto de los humanos. Si miramos
twitter de personas anónimas, el contenido es el mismo: estamos
constantemente diciendo a los demás cómo somos (curioso el ego, lo
importantes que nos creemos), cómo nos sentimos, lo que hacemos...
¡hasta nuestros pensamientos íntimos!, en algunas ocasiones.
Estamos llenos de redes sociales y me atrevo a decir que estamos más
solos que nunca. ¿El nivel de soledad se mide por el número
mensajes de twitter o de Facebook diarios? ¿O es un lugar más donde
poner nuestra autoestima?
No hay comentarios:
Publicar un comentario